Las aventuras de un oficinista
Xu Feng llevó a Jiang Bowen y Lin Suxue a una excursión de primavera y picnic con barbacoa junto al río en las afueras de la ciudad. Al ver que por una vez los dos cooperaban bien y lograban asar la carne correctamente, Xu Feng expresó su esperanza de que pudieran llevar ese espíritu de colaboración al trabajo y dejar de pelear tanto. Él eligió este lugar para la excursión porque en una aldea cercana llamada Bai había un templo llamado Bai Miao.
Al llegar, se dieron cuenta de que no había ni una sola persona en las calles del pueblo en pleno día. El templo Bai Miao estaba justo en el centro del pueblo. Cuando Lin Suxue intentó tomar una foto, apareció de repente el cuidador del templo y se lo prohibió, diciendo que según las creencias del lugar no se podían tomar fotos. Más tarde, mientras Lin Suxue recorría el templo, su teléfono emitió un sonido de notificación que sonó como un disparo de cámara. Aunque explicó la situación, el cuidador seguía desconfiando.
Esa noche, mientras todos dormían, el cuidador entró a escondidas con la intención de encontrar el teléfono, pero fue descubierto. Resultó que su verdadera razón para prohibir las fotos no era por motivos religiosos, sino porque había estado ocultando y reemplazando reliquias culturales del templo por temor a que alguien lo descubriera. Esas reliquias pertenecían a la gente del pueblo, y el cuidador se sentía muy culpable. Al final, eligió entregarse voluntariamente a las autoridades.
